domingo, 7 de marzo de 2010

VI. PERSONAJES CÉLEBRES DEL RENACIMIENTO

PAOLO UCCELLO




Paolo Di Dono, llamado Paolo Uccello (Florencia, 1397 - 1475) fue un pintor cuatrocentista italiano ;formó parte de los pintores del Quattrocento destacando, en la historia de la pintura, por su maestría en las nuevas reglas de la perspectiva.



Hijo de Dono Di Paolo, cirujano y barbero, y de Antonia di Giovanni del Beccuto. Aprendiz en la escuela de Lorenzo Ghiberti entre 1407 y 1414 tuvo ocasión de conocer a los pintores de más renombre: Masolino, Donatello y Michelozzo. Participó, en esa época, en la conclusión de la puerta del Baptisterio de Florencia, realizada por éste último.




Tras haber completado la formación de pintura, escultura, orfebrería y arquitectura, se unió, en 1424, a la Compañía de los pintores de San Lucas y, un año más tarde, se le encomendó la reconstrucción de los mosaicos de la Basílica de San Marcos (Venecia), que habían quedado destruidos tras sufrir un incendio. En 1432 trabajó en la realización de la cúpula de la iglesia de Santa María del Fiore. Recibió su primer encargo monumental en 1436: pintar al fresco el retrato ecuestre del caudillo inglés John Hawkwood (Giovanni Accuto).



A lo largo de toda su vida se dedicó a sus estudios sobre la perspectiva, haciendo de ello una verdadera obsesión, lo que conllevó la crítica de sus contemporáneos que le apodaron Uccello (pájaro), sin duda por sus antojos y sus despistes.




Utilizó, a menudo, la brevedad para tratar las formas y jugar con esta técnica hasta conferir un carácter fantástico en algunas de sus obras.




Según los escritos de Giorgio Vasari, Paolo Ucello, terminó sus días en 1475 «solo, excéntrico, melancólico y pobre».




A Uccello se le atribuyen también numerosos frescos hechos en diversas ciudades italianas; las más documentadas de todas ellas son las escenas del Antiguo Testamento para el Claustro Verde de Santa María Novella (Florencia), en la actualidad muy deterioradas.






OBRAS:



LA BATALLA DE SAN ROMANO




















La batalla de San Romano o La derrota de san Romano (en italiano, Battaglia di san Romano) es un tríptico o conjunto de tres pinturas, obra del pintor italiano Paolo Uccello. Está realizado con temple al huevo sobre tabla y actualmente se conserva disperso en tres museos: National Gallery de Londres, Louvre de París y Galería de los Uffizi de Florencia.


Datación


Se considera que el tríptico fue ejecutado entre 1456 y 1460. No obstante, la fecha es incierta y continúa siendo objeto de considerable debate. Los críticos tienden actualmente a entender que fue encargada y ejecutada no mucho después de la muerte de Micheletto da Cotignola en 1435, una hipótesis que parece confirmada por el estilo, cercano al del Monumento a John Hawkwood pintado por Uccello hacia 1436, en la Catedral de Florencia.




Historia


Se representa, en cada una de las tres tablas, tres momentos distintos de la batalla entablada el 1 de junio de 1432 en San Romano, cerca de Lucca, entre los florentinos, que resultaron al final victoriosos, guiados por Nicolás de Tolentino y los sieneses, liderados por Bernardino da Cotignola.


Recientes investigaciones apuntan que el ciclo de pinturas no fue, como se creyó durante mucho tiempo, un encargo de Cosme de Médicis, sino de Lionardo Bartolini Salimbeni, que tuvo un papel destacado en la apertura de hostilidades con Siena.


Aparentemente tuvieron en un principio forma de arco. La tabla del Louvre está sin duda rellenada en sus esquinas superiores y en el área inferior izquierda cuando, entre 1479 y 1486, las tres escenas de la batalla fueron requisadas por Lorenzo de Médicis para su palacio en Florencia. Están descritas en un inventario de su dormitorio en 1492.





SAN JORGE CONTRA EL DRAGÓN

San Jorge y el dragón es una obra del pintor italiano Paolo Uccello. Está realizado en temple sobre madera, y fue pintado entre 1456 y 1460. Mide 52 cm de alto y 90 cm de ancho. Se exhibe actualmente en el Museo Jacquemart-André de París.


Existe una versión anterior que se guarda hoy en la National Gallery de Londres. En esta obra, como en otras suyas, Paolo Uccello crea una atmósfera irreal, que hasta cierto punto puede recordar a obras del surrealismo.




PIERO DELLA FRANCESCA





(Piero di Benedetto; Borgo San Sepolcro, actual Italia, h. 1416-id., 1491) Pintor italiano. Por su profundo conocimiento de la pintura florentina, se cree que pasó una larga temporada en Florencia, pero su presencia en dicha ciudad sólo está documentada en 1439, cuando colaboraba con Domenico Veneziano en los frescos (perdidos) de San Egidio. Su aprendizaje florentino parece indudable en obras como el Bautismo de Cristo, deudoras del vigoroso planteamiento plástico de Masaccio, del riguroso orden compositivo de Fra Angélico o de la luminosidad de las gamas cromáticas de Domenico Veneziano.



Después de realizar otros frescos, hoy perdidos, hacia 1452 Piero della Francesca empezó a trabajar en el coro de San Francesco de Arezzo, donde dejó un magnífico ciclo sobre la Leyenda de la Vera Cruz. Esta obra, que es considerada la más sobresaliente de toda su producción, está basada en una leyenda medieval muy compleja, y plasmada con grandiosidad y solemnidad, mediante un perfecto estudio de las proporciones, de tal forma que naturaleza, arquitectura y personajes se entrelazan y relacionan con una armonía y un equilibrio perfectos.



Al acabar esta obra (1465), Piero fue llamado a la corte humanista de Federico de Montefeltro, en Urbino, donde permaneció casi hasta el final de sus días. Allí pintó el famoso Díptico de Urbino, con los retratos y los «triunfos» de Federico y su esposa, una de las obras más notables del Quattrocento italiano, y la enigmática Flagelación, de la que se han hecho numerosas interpretaciones.


OBRAS:



Madonna del Parto (1460)



Es uno de los pocos frescos donde la Virgen es mostrada físicamente en los días previos al nacimiento de Jesús, con un gran vientre de nueve meses; su figura protagoniza la obra, ataviada con un vestido largo de color rojo, llevándose la mano derecha hacia el vientre. La iluminación clara destaca el volumen de las figuras, acentuando su aspecto monumental y apagando las tonalidades. Una de las principales obsesiones de Piero della Francesca era la simetría, como demostrará en buena parte de sus obras. Debido a ese interés duplicará las figuras de los ángeles en esta pintura, realizada para un pequeño santuario mariano que fue posteriormente unido al cementerio de Monterchi.












El Bautismo de Cristo (1448-1450)


Es una de las obras tempranas más famosas de della Francesca; representa el momento en que Cristo, que se sitúa en el centro de la composición, es bautizado por San Juan Bautista, ubicado a la derecha. A la izquierda se encuentra una trinidad de ángeles que, con sus tres peinados, colores y poses distintos, refuerzan simbólicamente la presencia de la Santísima Trinidad. Sobre la cabeza de Jesús se encuentra la paloma del Espíritu Santo y bajo sus pies las aguas del río Jordán. En la composición se encuentra una destacable alusión a la perspectiva, fundamental en la obra de Piero, ya que las propias figuras conforman el espacio donde se asientan. Las figuras están sabiamente interpretadas, obteniendo un marcado acento volumétrico gracias al empleo de la luz y resaltando el aspecto escultórico y anatómico de los personajes, y se observa un esmerado detallismo que puede apreciarse en la meticulosa atención que el artista presta a detalles secundarios como las hojas de los árboles y el reflejo de las montañas en el agua, fruto de la observación de la naturaleza. Las tonalidades no son muy vivas, al bañar las figuras con esa luz blanca y uniformemente distribuida. La composición se basa en el cuadrado y el círculo, representando el cuadrado la tierra y el círculo el cielo.



NATIVIDAD



La Natividad (en italiano, Natività) es una obra del pintor renacentista italiano Piero della Francesca. Está realizada al temple sobre madera y mide 124 centímetros de alto y 123 cm. de ancho. Se conserva en la National Gallery, en Londres.


Está datada del periodo 1460-1475; otras fuentes hablan de 1483-1484. En cualquier caso, probablemente sea uno de los últimos cuadros realizados por Piero antes de su ceguera. Parece inacabado, aunque esta impresión se debe seguramente a las restauraciones antiguas.







V. PERSONAJES CÉLEBRES DEL RENACIMIENTO



BOTTICELLI

Nacido en el año de 1445 en la ciudad de Florencia, y difunto en la misma en 1510, su nombre puede que derivase del apodo otorgado a su hermano mayor Giovanni o a algún compañero paterno con el cual habría trabajado (no se han encontrado indicios que apoyen la veracidad de este dato aportado por Vasari), atendiendo en realidad este artista al título de Alessandro di Mariano Filipepi.

Al igual que sucede con un buen número de contemporáneos de Botticelli, establecer sus inicios en el mundo de la pintura presenta algunos problemas, dado que existen quienes consideran que se habría formado en el taller de Fra Filippo Lippi, frente a aquéllos que adjudican la responsabilidad de su aprendizaje a Verrocchio o a Pollaiuolo. Lo que sí se sabe con certeza es que en la década de los setenta inicia su andadura profesional: es a comienzos de la misma (1472) cuando aparece documentado inscrito en el gremio florentino de pintores y empieza a recibir sus primeros encargos (caso de la alegórica Fortaleza realizada para la sala de la Mercatanzia de Florencia o del San Sebastián para la iglesia de Santa María Maggiore de Florencia).

La producción de Boticelli va a estar muy vinculada a lo largo de toda su vida a diversas instituciones oficiales e importantes familias, llegando a ser protegido de los Médici (lo cual da idea del reconocimiento de prestigio que ya habría alcanzado en la época), para quienes pintará, entre muchas otras obras, los retratos de Cosme el Viejo y Giuliano de Médici (a quienes volverá a representar además, junto con varios miembros de la familia, en la Adoración de los Magos realizada hacia 1476 por encargo de Giovanni Lami), el Retablo de las convertidas o la Virgen de la Eucaristía. También habría sido un Médici el poseedor de sus magníficas e internacionalmente conocidas Alegoría de la Primavera (1478) y Nacimiento de Venus (1485), así como de las obras hermanadas Regreso de Judith a Betulia y Descubrimiento del cadáver de Holofernes (hacia 1475).

A principios de la década de 1480 incluso será reclamado por el Papa Sixto IV para participar en la decoración de la Capilla Sixtina, dejando constancia de su paso por el Vaticano en los frescos de las Pruebas de Moisés (ejemplo magnífico del dominio que posee de la perspectiva y su conocimiento del uso de la luz, la aplicación del color y la obtención de volumetría), la Tentación de Cristo y el Castigo de los rebeldes contra Aarón.

Una vez de vuelta de Roma es cuando va a realizar algunos de sus más bellos cuadros, entre los cuales es posible encontrar aquellas pinturas de temática mitológica que tanta fama le dieron y con las que, por lo general, se suele asociar su imagen, caso de Palas y el Centauro (1482) y Venus y Marte. Sin embargo, no se pueden dejar en el tintero otras composiciones de carácter religioso realizadas por Boticelli en este periodo, como la maravillosa Madonna del Magnificat (hacia mediados de 1480), la Madonna de la Granada (1485), el retablo (1485) encargado por Giovanni de Bardi para la capilla que poseía su familia en la iglesia del Santo Espíritu florentina o la Anunciación de Guardi (1489). A través del análisis de las mismas se puede apreciar la evolución y culminación de su estilo preciosista y elegante, que comienza ya a inclinarse hacia la tristeza al final de la década (se puede apreciar en la boccacciana Historia de Nastagio degli Onesti).

Quizá sea la última etapa de su producción, durante la cual tenderá a un ascetismo sombrío desposeído del encanto previo ya visto, la más diferente, salvándose de esta tendencia la obra, basada en el texto de Luciano, la Calumnia de Apeles (1495).

OBRAS:

Aún cuando la mayoría de las obras de Botticelli resultan poseedoras de una enorme calidad y un característico estilo muy similar, han sido las composiciones El Nacimiento de Venus y La Primavera las consideradas como sus grandes obras maestras.


EL NACIMIENTO DE VENUS

El Nacimiento de Venus es una de las obras más famosas de Botticelli. Fue pintada para un miembro de la familia Médici, para decorar uno de sus palacios de ocio en el campo. El tema mitológico era habitual en estos emplazamientos campestres, surgiendo imágenes como la Primavera o Venus y Marte. Venus es la diosa del amor y su nacimiento se debe a los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Cronos y arrojados al mar. El momento que presenta el artista es la llegada de la diosa, tras su nacimiento, a la isla de Citera, empujada por el viento como describe Homero, quien sirvió de fuente literaria para la obra de Botticelli. Venus aparece en el centro de la composición sobre una enorme concha; sus largos cabellos rubios cubren sus partes íntimas mientras que con su brazo derecho trata de taparse el pecho, repitiendo una postura típica en las estatuas romanas de las Venus Púdicas. La figura blanquecina se acompaña de Céfiro, el dios del viento, junto a Aura, la diosa de la brisa, enlazados ambos personajes en un estrecho abrazo. En la zona terrestre encontramos a una de las Horas, las diosas de las estaciones, en concreto de la primavera, ya que lleva su manto decorado con motivos florales. La Hora espera a la diosa para arroparla con un manto también floreado; las rosas caen junto a Venus ya que la tradición dice que surgieron con ella. Técnicamente, Botticelli ha conseguido una figura magnífica aunque el modelado es algo duro, reforzando los contornos con una línea oscura, como si se tratara de una estatua clásica. De esta manera, el artista toma como referencia la Antigüedad a la hora de realizar sus trabajos. Los ropajes se pegan a los cuerpos, destacando todos y cada uno de los pliegues y los detalles. El resultado es sensacional pero las pinturas de Botticelli parecen algo frías e incluso primitivas.


LA PRIMAVERA

Cuando Botticelli realiza esta magna obra en pleno Renacimiento italiano no podía ser completamente consciente de la trascendencia que supondría para el arte posterior. Lo primero que debiera llamar nuestra atención, en relación con los usos de la época, es su enorme formato, la pintura profana casi nunca utilizó estas dimensiones, que se reservaban para la expresión de los temas sacros. Esto le confiere un carácter de cristianización de un tema que a primera vista parece totalmente ajeno a las creencias religiosas. Por otro lado, bien pudiera relacionarse con otro género de la época, el tapiz. Los tapices sí tenían este gran tamaño y se dedicaban mayormente a la pintura profana, puesto que su función era decorar muros, cerrar vanos, etc. Los mejores tapices eran los flamencos, procedentes de Gante, Brujas y Bruselas, realizados en la lana de mejor calidad, la castellana. Su precio en el mercado era elevadísimo, hasta el punto de que comenzó a ser sustituido por materiales más baratos, como era la pintura. Esta sustitución de materiales baratos -la pintura- por caros, ya había tenido lugar en el Gótico italiano, donde el elemento desplazado fue el mosaico. Reforzando el paralelismo de esta obra con el tapiz tenemos el suelo sembrado de flores, como ocurre en La Anunciación de Fra Angelico, según el modelo "milflores" de tejidos flamencos y franceses. El tema del cuadro es extremadamente complejo: abundan las figuras de la mitología clásica, pero no componen ninguna escena conocida de los textos clásicos, aunque parece seguro que se trata de una alegoría de carácter moral bajo la apariencia de la mitología antigua. La presencia de la diosa Flora, heraldo de la Primavera, es lo que dio su nombre al cuadro, que aparece presidido por Venus y Cupido, con la presencia, ajena al resto de los personajes, de Mercurio en el extremo izquierdo. La explicación es posible intuirla a través del cliente del encargo. Botticelli lo pintó para el jovencísimo Lorenzo di Pierfrancesco di Médici, miembro de la prestigiosa familia Médicis. Lo encargó para él su tutor, el filósofo Marsilio Ficino, quien encarnaba el auge del Neoplatonismo florentino típico del Quattrocento. Es más que probable que fuera Ficino el diseñador del programa de la obra, siguiendo los postulados de Alberti en la parte estética. Así, sumaba la presencia de las virtudes y principios del neoplatonismo en las alegorías de los dioses, al tiempo que aplicaba las teorías albertianas: variedad y abundancia de los elementos, los personajes, sus posturas, etc.


sábado, 6 de febrero de 2010

IV. PERSONAJES CÉLEBRES DEL RENACIMIENTO

Donatello


Donatello (Donato di Niccolò di Betto Bardi) (Florencia, Italia, 1386 – ibídem, 13 de diciembre de 1466) fue un famoso artista y escultor italiano de principios del Renacimiento. Junto con Leon Battista Alberti, Brunelleschi y Masaccio, fue uno de los padres del renacimiento. Donatello destacó en una fuerza innovadora en el campo de la escultura monumental y en el tratamiento de los relieves, donde logró representar una gran profundidad dentro de un mínimo plano, denominándose con el nombre de stiacciato, es decir «relieve aplanado o aplastado».[]


Vida y Formación



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Donatello fue el hijo de Nicolo di Betto Bardi, un cardador de lana, y nació en Florencia, probablemente en 1386. Su padre era de vida tumultuosa que participó en la revuelta de los Ciompi, un levantamiento popular del año 1378, organizado por los cardadores de lana. Nicolás Maquiavelo describió esta revuelta años más tarde (1520-1525), dentro de su Historia de Florencia. Más tarde, su padre, también participó en otras acciones en contra de Florencia, que le condujeron a ser condenado a muerte y después indultado, fue un personaje muy diferente a su hijo, que era noble, elegante y delicado, por sus amigos y demás artistas era conocido bajo el nombre de Donatello.]

Según unos informes de Vasari, el artista pasó sus últimos días abandonado por la fortuna, sus últimos años a consecuencia de una enfermedad paralizante los pasó en la cama y sin poder trabajar.

Murió en Florencia en el año 1466 y se dispuso su enterramiento en la Basílica de San Lorenzo en la cripta debajo del altar y al lado de la tumba de Cosme el Viejo. Entre los hombres que portaron el ataúd se encontraba Andrea della Robbia.[ ]El cenotafio de Donatello fue realizado en 1896 por el escultor Raffaello Romanelli.

A su muerte aún le quedó la deuda de 34 florines de pago por el alquiler de su casa y esto ha dado lugar a debatir sobre su estado real de pobreza, pero la cuestión parece más bien relacionada con su total indiferencia en los asuntos financieros, que en toda su vida demostró tener el artista, por las cuestiones económicas. Muchas anécdotas dan testimonio de esta actitud, como cuando en el momento de su mayor apogeo de trabajo en su taller, solía colgar una cesta llena de dinero, del que sus ayudantes podían aprovechar libremente, según fuera necesario. Los honorarios que recibió por su trabajo le habían asegurado grandes ganancias y también por otra parte Cosme de Médicis le había concedido una paga vitalicia semanal hasta el fin de su vida.

El artista, según Vasari, fue educado en la casa de la familia Martelli; y, es cierto que recibió su primera formación, en un taller de orfebrería. Entre 1402 a 1404 viajó a Roma con Brunelleschi, para estudiar el arte de la Antigüedad. Vieron gran cantidad de ruinas antiguas que pudieron estudiar y copiar para posteriormente inspirarse en ellas. Vasari afirma que hacían excavaciones en busca de «trozos de capiteles, columnas, entablamentos y restos de edificios». Su estancia en Roma fue decisiva para el completo desarrollo del arte italiano en el siglo XV, fue durante ese periodo que Brunelleschi estudio las medidas de la cúpula del Panteón y de otras construcciones romanas. Las construcciones de Brunelleschi y los monumentos de Donatello fueron la expresión suprema del espíritu en la era en que la arquitectura y la escultura ejercieron una potente influencia en los pintores de esta época.

Donatello, en 1404 regresó solo a Florencia, para trabajar en el taller de Lorenzo Ghiberti, donde ayudó en la realización de la cera para la fundición de los modelos de la puerta norte del Baptisterio de San Juan, hasta 1407. Esta actividad le permitió adquirir los conocimientos fundamentales de joyería y orfebrería. De hecho, en 1412 existe una nota en el registro de la corporación de pintores que lo nombra como orfebre.

Obras:

La alta calidad de las obras donatellianas, así como la cantidad de las mismas, hace difícil una selección justa de ejemplos susceptibles de mostrar los principios y la belleza de su trabajo. Sin embargo, obras como la exquisita Anunciación realizada para la Iglesia de la Santa Croce florentina, la impresionante estatua ecuestre del Condottiero Gattamelata, sus dramáticos Zuccone y Mª Magdalena, el lírico David broncíneo o las escenas esculpidas para la Cantoría de la Catedral de Florencia puede decirse que son buenas muestras de su genialidad.

Gattamelata

El monumento ecuestre al condottiero Gattamelata es una estatua en bronce, situada en la Plaza del Santo en Padua. Es una de las primeras y más importantes estatuas ecuestres de todo el Renacimiento. Es la primera estatua en honor de un guerrero de todo el mundo moderno.

Es una escultura de bulto redondo realizada en bronce, cuya fundición se realizó en el taller de Andrea della Caldiere y tiene unas dimensiones de 340 x 390 cm, y se apoya sobre un zócalo de base de 7,80 x 4,10 metros.

Se erigió en honor del condottiero de la república véneta Erasmo de Narni después de una elaboración que duró desde 1447 hasta 1453.

Estilísticamente está relacionada con la escultura romana, pues está inspirada en la escultura ecuestre de Marco Aurelio.

El naturalismo, así como la serenidad del jinete y del caballo –a pesar de que se representa en marcha- son típicas del Quattrocento y la penetración psicológica del personaje representado es característica de las obras del autor. Es un retrato y está realizado para glorificar al personaje representado; en este caso también se trata de resaltar la virtudes del militar, que con gesto austero conduce al caballo sin violencia pero con autoridad, remarcada ésta por la posición del bastón de mando. El retrato del personaje, heredado del realismo romano, deja traslucir la psicología del representado, que muestra una expresión abstracta pero consciente de su alta y difícil misión en defensa de la ciudad a la que sirve.

Probablemente por primera vez desde la antigüedad clásica, con la obra en honor del Gattamelata el monumento se vincula a la concepción de la escultura como parte integrante de la arquitectura e inseparable de ella (por ejemplo, enmarcada en un nicho). La obra se propone en este caso de forma autónoma.

El guerrero se mueve lentamente en la plaza, en una marcha de conquista, unido al caballo que avanza firmemente y sin excitación. La lentitud de la marcha del caballo, la calma de todo el conjunto deja claro, no obstante, al espectador que el triunfo del Gattamelata es la victoria de un hombre que ha salido exitoso gracias a su inteligencia.

Gattamelata avanza con la cabeza descubierta: la presencia de un yelmo que cubriese los rasgos de la cara habría dejado al guerrero en nada más que una máquina de guerra, gobernada de una voluntad superior como la divina que caracterizó la Edad Media. El rostro concentrado del Gattamelata expresa, por el contrario, la determinación del que se enfrenta a la batalla siguiendo un esquema mental victorioso por estar largamente meditado.

El rostro es el de un hombre avanzado en años. No se trata en este caso de una representación realista de las auténticas facciones del condottiero, sino más bien de una madurez conquistada con los años, atravesada de una lucha cotidiana e infinita. Al héroe joven y físicamente perfecto de la Antigüedad Clásica, le sustituye entonces la consciencia del hombre racional: el héroe moderno, representado en su ser simplemente hombre.


Profeta Habacuc

El profeta Habacuc llamado popularmente Zuccone,es la escultura realizada por Donatellohornacinas del tercer orden del lado norte, del campanario de Giotto, de la catedral Santa María del Fiore de Florencia y que datan de 1423-1435. El mármol blanco de tamaño (195 x 54 x 38 cm) y se encuentra en el Museo dell'Opera del Duomo (Florencia). para las

Historia

Las estatuas de este parte del campanario, fueron las últimas cuatro a ser talladas entre 1420 y 1435 y fueron destinadas a la parte norte, la menos visible, cerca de la pared de la catedral. Cuando se terminó la ejecución de las esculturas, los comitentes de la Catedral estaban tan contentos con las obras que las pusieron en la zona oeste, la más importante porque está en paralelo a la fachada.

Vasari en Le Vite recuerda cómo fue retratado un tal Barduccio, de una familia que se habían convertido en ricos de la nada y murió en Florencia en 1416, el pueblo lo llamaba el ZucconeZuccone. (el calabacín) por ser calvo y con cráneo alargado. Narra Vasari también, varias anécdotas, como el que Donatello tomó la costumbre de jurar por la estatua del

Las estatuas de todas las hornacinas fueron trasladadas del campanario al museo en 1937 y sustituidas por unas copias en el exterior. Ennegrecidas por el tiempo siguen en restauración para ser limpiadas. El Zuccone es una de las que ya están restauradas.

Descripción

Además, en la iconografía, Habacuc es la de un anciano, mientras que Jeremías aparece como de mediana edad. El trabajo está firmado en la base como Opus Donatelli.

La escultura de Habacuc es quizás el mejor resultado de toda la serie de la torre, una de las obras maestras de Donatello y la escultura del Renacimiento en general. En comparación con anteriores obras de Donatello (como los tres estatuas del lado este), vemos una importante intensificación de la expresión.

El profeta está representado calvo, de una delgadez ascética, con una larga túnica que cae desde el hombro izquierdo y que crea profundos pliegues verticales, que hacen hincapié en la majestuosidad de la figura y también en su tormento interior. La boca, los ojos hundidos y profundos junto con la calvicie, que resalta un intenso realismo grotesco. La mirada es intensa y apuntando hacia abajo, es decir, como mirando a los espectadores ya que su hornacina se encontraba en una considerable altura.

María Magdalena

El año 1453 fue cuando Donatello regresó a su ciudad natal de Florencia y cuando recibió el encargo, se cree que para el baptisterio de San Juan de Santa María del Fiore de una imagen de María Magdalena penitente, que se encuentra en el Museo dell’Opera del Duomo desde el año 1972.

Donatello se inspiró en la La leyenda dorada de Jacobo de Vorágine, donde narra el retiro de María Magdalena, para conseguir la redención de sus pecados. Peregrinó e hizo vida de ermitaña, se cree en la parte meridional de Francia. Así la representó Donatello, realizada en madera policromada, en edad ya madura demacrada por el sufrimiento, vestida con una ajada prenda de piel y con una larga cabellera cubriéndole el cuerpo, se encuentra de pie, con las manos huesudas unidas en actitud de oración, la expresión de su rostro revela la fatiga y el dolor por el que ha pasado, con los ojos hundidos y una dentadura que se aprecia mellada a través de su boca entreabierta, tiene los pómulos muy pronunciados por la extrema delgadez que también se aprecia en los brazos y piernas, donde se marcan los músculos anatómicos perfectos.

Anteriormente había ya mostrado Donatello, un gran expresionismo con el San Juan Bautista de madera, realizado para Venecia, aunque es en esta etapa florentina de sus últimos años donde mejor y con más intensidad lo muestra en el San Juan Bautista de bronce realizado para Siena y especialmente en esta escultura de María Magdalena penitente, cuyo expresionismo se puede comparar a las versiones barrocas de este mismo tema.


David de bronce

Uno de los principales encargos de Cosme de Médici fue la obra del David realizada hacia 1440, para situarla en los jardines de su palacio de Florencia, donde permaneció hasta el año 1495, cuando Piero de Médici fue expulsado de la ciudad y la estatua trasladada al patio del Palazzo Vecchio. En la actualidad se encuentra en el Museo del Bargello.

Es una obra representativa del Quattrocento italiano, con la exaltación del cuerpo humano, que por primera vez se representaba desnudo en bronce, de tamaño natural, desde la Antigüedad clásica.Donatello representó un gran conocimiento de los clásicos unido al concepto humanista del renacimiento, buscando la perfección de la belleza en el cuerpo del joven David. El cuerpo está modelado por amplias y sencillas masas, con composiciones en diagonales, que demuestran el claro contorno de sus líneas.

Se encuentra la escultura firmemente apoyada sobre su pierna derecha, y el pié izquierdo sobre la cabeza de Goliat vencido, con una pose marcadamente descuidada, donde se muestra una influencia clara del estilo de Praxíteles, que se conoce también como contrapposto.

Vasari en su descripción, nos la describe como si de un vaciado del natural fuese: «... ese cuerpo es tan natural, vívido y delicado que a los artistas les parece que debe haber sido moldeado sobre el cuerpo de una persona viva.»


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