domingo, 1 de noviembre de 2009

EL MUNDO ROMANO


· La fundación de Roma según la leyenda



Según la leyenda de los orígenes de Roma, un hijo del héroe troyano Eneas, (hijo de Marte, el dios de la
guerra y de una princesa latina), Ascanio, había fundado sobre la orilla derecha del río Tíber la ciudad de Longa; ciudad latina sobre la cual reinaron numerosos de sus descendientes, hasta llegar a Numitor y su hermano Amulio. Este último destronó a Numitor; y para evitar que tuviera descendencia que pudiera disputarle el trono, condenó a su hija Rea Silvia a permanecer virgen como vestal, sacerdotisa de la diosa Vesta.
Sin embargo, Marte, el dios de la guerra, engendró en Rea Silvia a los mellizos Remo y Rómulo. Por ese motivo, al nacer los mellizos fueron arrojados al Tíber dentro de una canasta, la cual encalló en la zona de las siete colinas situadas cerca de la desembocadura del Tíber en el mar; siendo recogidos por una loba que se acercó a beber, y que los amamantó en su guarida del Monte Palatino, hasta que fueron hallados y rescatados por un pastor cuya
mujer los crió.
Cuando fueron mayores, los mellizos restituyeron a Numitor en el trono de
Alba Longa, y decidieron fundar, como colonia de Alba Longa, una ciudad en la ribera derecha del Tíber, en donde habían sido amamantados por la loba; y ser sus Reyes.
Cerca de la desembocadura del Tíber existían las siete colinas: los montes Capitolio, Quirinal, Viminal, Aventino, Palatino, Esquilino y Celio. Rómulo y Remo discutieron acerca del lugar donde fundar la ciudad; y resolvieron la cuestión consultando el vuelo de las
aves, a la usanza etrusca. Mientras sobre el Palatino Rómulo divisó doce buitres volando, su hermano en otra de las colinas sólo vio seis. Entonces, Rómulo, con un arado trazó un recuadro en lo alto del monte Palatino, delimitando la nueva ciudad, y juró que mataría a quien lo traspasara. Despechado, su hermano Remo cruzó despectivamente la línea, ante lo cual su hermano le dio muerte, quedando entonces como el único y primer Rey de Roma.
Además, como la ciudad se fue poblando de pastores, sin el aporte necesario de mujeres para fundar familias, Rómulo organizó una fiesta e invitó a sus vecinos, los sabinos, que confiadamente fueron, acompañados de sus mujeres y sus hijas. Durante el transcurso de la misma, a una señal convenida, los romanos raptaron a las mujeres, lo que dio origen a una gueEtapas de la historia de Roma rra con los sabinos, que terminó por mediación de las mismas mujeres raptadas, las que habiéndose convertido en esposas de los romanos, se interpusieron entre los combatientes y los reconciliaron.



·Etapas de la historia de Roma





Monarquía


Monarquía: (753-509 AC). Gobierno en el que el rey conservaba todo el poder en sus manos. El cargo era transmitido por herencia y era vitalicio.

Tras Rómulo, otros reyes se sucedieron en el trono de Roma. Comparando a Roma con otras ciudades italianas, era una ciudad rural, habitada por campesinos-soldados que se pasaban la vida entre el arado y la lanza, sin arte propio ni cultura reconocible, muy influenciada por su entorno etrusco, mucho más rico y culto. El sucesor de Rómulo fue Numa Pompilio. No era romano, pero como en Roma no había nadie capacitado para gobernar fueron a buscarlo en las ciudades vecinas. Según la tradición Pompilio gobernó más de cuarenta años dedicándose a legislar y dar forma a las instituciones y a la religión, instituyendo los colegios de pontífices, calendario, etc. Otro rey famoso fue Tulo Hostilio, que dio su propio nombre a eso que llamamos "hostilidad", y con razón, porque fue un monarca guerrero que se dedicó a expandir Roma a base de anexiones. La primera anexionada fue la cercana Alba Longa, la ciudad fundada por Ascanio y que fue "asimilada": sus habitantes fueron llevados a Roma y convertidos en romanos, los plebeyos se mezclaron con los plebeyos y los nobles con los nobles, fusionándose ambas poblaciones completamente, con lo que Roma dobló su población... y su ejército (que seguro que era lo que más le importaba a nuestro amigo Tulo). Los romanos y los albanos se consideraban hijos de la misma sangre, ya que ambas ciudades tenían a Enéas como antepasado común y ambas habían salido de un mismo tronco, por lo que la historiografía romana habla de una fusión entre familias separadas. Puesto que el mismo Rómulo era natural de Alba Longa, todos eran familia. Y la más importante de aquellas familias albanas llegadas a Roma la formaban los antepasados de Julo, el hijo de Enéas y nieto de la diosa Venus que a partir de entonces formarían la gens Julia, que fue integrada entre la más alta nobleza de Roma debido a sus impresionantes orígenes divinos y humanos. De aquella gens muchos siglos después saldría Cayo Julio César. Es importante recordar que César siempre alardeó de su noble linaje, sin duda el más noble de toda Roma, ya que entroncaba directamente con Enéas, cosa que a plebeyos como Catón y Cicerón les producía envidia y odio. Sobre todo odio. Los sucesores de Hostilio continuaron esta política de "asimilación forzosa" de las aldeas vecinas expandiendo Roma en una campaña de "reunificación sanguínea". Este sistema dió tan buenos resultados que el Imperio Romano se fundamentó en la asimilación de las poblaciones conquistadas.
En algún momento los etruscos tomaron el control de Roma poniendo a uno de los suyos, Tarquinio Prisco, en el trono. Roma no era más que una pequeña población sin importancia que se extendía por algunas colinas vecinas. Con la monarquía etrusca tomó sus primeros contactos con el comercio exterior modernizándose su ejército y organización administrativa hasta que en 510 a.C. el último rey, también de nombre Tarquino, fue depuesto y se instauró una república aristocrática gobernada por las familias más poderosas de la ciudad agrupadas en un Senado o cámara de gobierno. La nueva forma de gobierno fue denominada Senatus Populus Que Romanus, cuya abreviatura S.P.Q.R. se convirtió en el símbolo eterno de la ciudad.


República

República: (509-31 AC). Gobierno en el que pueblo de Roma participaba aprobando las leyes y eligiendo los cargos públicos.

Sin embargo, Roma era demasiado débil para poder resistir las presiones etruscas y hubo de doblegarse a su poder. Los primeros tiempos de la República son muy difíciles, pero la ciudad sigue creciendo a gran ritmo y consigue agrandar su territorio a expensas de las aldeas vecinas hasta que años después, a mediados del siglo IV a. C. consigue su primer trofeo importante: la conquista de Veyes por Camilo. La cercana ciudad etrusca se convertiría así en la primera presa “extranjera” de Roma, aunque la alegría durará poco, ya que Camilo cayó en desgracia y fue desterrado (no sabemos bien por qué) y pocos años después, a finales del siglo IV a.C. los galos que habían invadido Italia saquean Roma, defendida por terraplenes y muros de juguete. En ese momento aparece Camilo, que viendo Roma ocupada alista en las poblaciones vecinas un ejército de rescate con el que consigue derrotar a los galos y hacerles huir. Tras la marcha de los galos, los romanos se pusieron manos a la obra, reconstruyeron su destruida ciudad y contrataron a ingenieros griegos que les construyeron las famosas murallas que la tradición atribuye erróneamente al rey Servio Tulio. Éstas serán las murallas que muchos años después impedirán que Aníbal gane la II Guerra Púnica. Mientras tanto, Camilo, de nuevo héroe nacional, reformará radicalmente el ejército romano encuadrándolo en unidades llamadas "legiones".
Tiempos de alianzas con otros vecinos y de guerras sin fin que ven como la pequeña ciudad crece a un ritmo imparable que asusta a sus vecinos y que forjan el carácter romano: reservado, desconfiado, austero, despiadado, una raza de hombres que dejan el arado para empuñar la lanza y volver nuevamente al arado sin descanso. Ellos no lo saben, pero aquellos hombres que combaten contra todos sus vecinos año tras año son la simiente de una raza de titanes que conquistará el mundo conocido paseando sus estandartes por tres continentes desde Escocia a Arabia, desde Gibraltar hasta Crimea. Son los tiempos en los que los plebeyos luchan por adquirir derechos políticos que los patricios no están dispuestos a otorgarles, pero que poco a poco, el pueblo consigue a base de tesón. Cuando Pirro, rey del Épiro y uno de los herederos de Alejandro Magno invade Italia nada parece poder frenar su formidable poder, pero una pequeña ciudad completamente desconocida llamada Roma le planta cara y envía a sus ejércitos, agrupados en unidades llamadas "legiones" a enfrentarse al coloso. Tras dos sangrientas batallas, Roma es vencida pero no derrotada y el rey Pirro, asombrado ante aquellos romanos que se lanzan contra él masacrando a parte de su ejército, tiene que retirarse de Italia: a pesar de haber ganado todas las batallas ha perdido la guerra. Es lo que hoy llamamos "victorias pírricas". Y Roma, que aunque pierde las batallas gana las guerras, como años después comprobará Aníbal, queda así como dueña de la parte sur de Italia. En un siglo será ya la dueña de toda Italia, venciendo a todos los pueblos italianos, convertida de la noche a la mañana en una superpotencia mundial y quedando así frente a frente a Cartago, a la que tras 120 años de terribles guerras conseguirá destruir y borrar de la Historia. De la africana Cartago Roma pasó a España, luego a Grecia y nuestro Julio César, que conquistará para ella la Galia, será el hombre que acabe con la República, ya un cadáver corrompido, para que su heredero Augusto siga su legado construyendo el Imperio.


Imperio

Imperio: (31-476 DC). Gobierno en dónde los emperadores de Roma basaban su autoridad en el poder militar, dominado a otros pueblos.

El Imperio Romano fue la genial idea de Julio César que su sobrino y heredero Augusto convirtió en realidad tras la guerra civil contra los asesinos de César. El Imperio, mucho menos agresivo militarmente que la República, se conformó con asegurar las conquistas republicanas. Los emperadores españoles Trajano y Adriano, a principios del siglo II d.C., consiguen las más altas cotas de esplendor de Roma con la máxima expansión territorial y el mayor apogeo cultural. Pero tras ellos se produce la lenta y agónica decadencia romana que traerá un sin fin de guerras civiles que acabarán por destruir todo su poder militar para acabar dividido en dos partes con la occidental finiquitada en 476 d.C.
1.229 años habían pasado desde que Rómulo fundara la ciudad. Y 1.000 años más pasarían hasta que los turcos acabasen con los restos del Imperio Romano de Oriente cerrando la más gloriosa página jamás escrita por pueblo alguno. Una página de la Historia que permanece en la memoria de la Humanidad gracias al soberbio legado cultural que Roma nos dejó.


· Personajes importantes de la historia románica


Monarquía

Numa Pompilio

(715 a. C.676 ó 672 a. C.) fue el segundo rey de Roma, sucediendo a Rómulo. Se casó con Tacia, hija del rey sabino Tito Tacio. Se sabe muy poco de este rey, y todas las noticias nos llegan a través de una biografía escrita por Plutarco (c. 46–125), escritor griego.
Después de la muerte o desaparición de
Rómulo viene un interregnum (un año sin rey). Es elegido Numa Pompilio, entrado ya en años, un hombre piadoso y sabio y que vivía en la ciudad de Cures. Era de origen sabino. Dio leyes y potenció los derechos y acuerdos de paz entre Roma y el resto de las ciudades. Fue además el creador de las principales instituciones religiosas y se dice que mandó edificar el templo de Jano, al pie del monte Argileto. Se ocupó también de reformar el calendario dividiéndolo en doce meses lunares. Los romanos en esta época tenían una costumbre: cerrar las puertas del templo en señal de paz, abrirlas cuando Roma estaba en guerra. Durante el reinado de Numa Pompilio, las puertas permanecieron siempre cerradas. Se dice que tenía el poder de desencadenar el fuego de Júpiter. Es decir, que sabía producir descargas eléctricas que causaban pavor entre sus enemigos.



Anco Marcio
Moneda anverso: Efigies de Numa Pompilio Y Anco Marcio.


Anco Marcio (642 a. C.617 a. C.) fue el cuarto de los siete reyes de Roma, posiblemente legendario, como los anteriores.
Nieto del segundo rey, Numa Pompilio, por parte materna, fue el último rey de origen sabino. Su madre era Pompilia. Presenta elementos característicos de Rómulo y otros de Numa. Del primero, su política de conquista, que supuso la extensión del dominio de Roma sobre un amplio territorio y el crecimiento demográfico de la ciudad. Del segundo, un gran respeto y dedicación hacia las instituciones religiosas, considerándosele como el regulador del derecho pontifical.
Según
Tito Livio, prosiguió la conquista del Lacio, e instaló en Roma a un cierto número de latinos, en la colina del Aventino, que fue el núcleo de la clase de los plebeyos, sin derecho de representación en el Senado. Legalizó los ritos guerreros.
En obras públicas, llevó a cabo numerosos proyectos. Fortificó el
Janículo; construyó un puente de madera sobre el río Tíber, el Pons Sublicius; fundó el puerto de Ostia, para proteger el estuario del Tíber; construyó unas salinas; erigió la primera prisión de Roma, para encerrar a los acusados hasta decidir qué hacer con ellos (hasta entonces, el castigo habitual era el destierro).
Le precedió
Tulio Hostilio, y fue sucedido por Lucio Tarquinio Prisco.


Lucio Tarquinio Prisco

Lucio Tarquinio Prisco (616 a. C.578 a. C.), también conocido como Tarquinio el Viejo o Tarquinio I, fue el quinto rey de Roma según la tradición y el primero y fundador de la ciudad según algunos historiadores contemporaneos.
Hijo de un refugiado corintio llamado
Demaratos que se instaló en la ciudad etrusca de Tarquinia, fue autoritario y guerrero y al mismo tiempo, gran planificador y urbanista. Se hizo construir un palacio etrusco, en un tiempo en que las cabañas eran las viviendas de las gentes. Mandó que le fabricasen un trono ostentoso donde se sentaba siempre con el cetro de mando en la mano y en la cabeza un yelmo con adornos de plumas. Era rico y despilfarrador entre gentes pobres de costumbres muy austeras. Como hijo de griego, había recibido una educación bastante completa; sabía filosofía, geografía, matemáticas y otras materias. El historiador romano Tito Livio (59 a. C. –17 a. C.) dice que fue el primer rey que usó de las intrigas para hacerse elegir y que pronunció un discurso para asegurarse el apoyo del pueblo.
Consiguió que el
Lacio le rindiera vasallaje y más tarde luchó contra los sabinos y consiguió apoderarse de más tierras. Para sus luchas necesitó muchas armas que la industria pesada le proporcionó. Lucio Tarquinio fue el gran impulsor de la industria de Roma. Introdujo la costumbre etrusca del triunfo, tras la guerra victoriosa.
Con su afán urbanístico Roma dio un gran salto en incremento de monumentos y en planificación urbana. Se le atribuye la construcción de las alcantarillas llamadas cloaca máxima. Mandó trazar calles nuevas, barrios, un foro o plaza central y mandó construir auténticas casa en sustitución de las cabañas habituales; el Circo Máximo y el Templo de
Júpiter en el Capitolio.
Murió asesinado y tomó el mando su mujer, llamada Tanaquil, que era también etrusca.



República


Julio césar

General romano. Murió 89 años a. de J. C. Fue elegido cónsul el año 90 en los momentos en que estallaba la guerra social. El Senado, para hacer frente al peligro, había puesto en pie de guerra cien mil legionarios, y César a la cabeza de una parte de estas tropas defendió la Campania y trató de penetrar en el Samnio. Sin embargo, al dirigirse en socorro de Æsernia, ciudad aliada que había permanecido fiel, fue sorprendido por Marso Vecio Scato, que le mató dos mil hombres y puso sitio a la plaza. Esta derrota abrió la campana a los aliados, que acudieron inmediatamente a bloquear otras poblaciones importantes. César, que acababa de recibir un refuerzo de númidas y de diez mil galos mandados por Sertorio, creyó con aquello lograr sólidas ventajas; pero la defección de los númidas le obligó a mandarlos inmediatamente a su país. Como los galos no fueron más fieles, las pérdidas del ejército romano fueron tales que el cónsul, a pesar de haber rechazado a Motulo, que osó atacarle en su mismo campo, se vio precisado a emprender la retirada sin haber logrado socorrer las plazas asediadas. Al mismo tiempo Rutilo Rufo perdía contra Vecio Scato una batalla sangrienta que le costaba la vida, y poco después César fue derrotado en los desfiladeros del Samnio después de haber perdido toda su vanguardia. Esto no obstante, el genio de Mario y la fortuna de Sila cambiaron la faz de la guerra, y el mismo César, alentado por el éxito de las armas romanas, deshizo a los aliados delante de Æsernia y les mató ocho mil hombres. Esta victoria aseguró la posesión de toda la Campania a los romanos y produjo en Roma tal efecto, que los ciudadanos depusieron el sagum (traje militar) indicando con ello que la patria dejaba de estar en peligro. El Senado aprovechó este cambio de la suerte para mostrarse generoso sin aparecer débil, y puso en vigor la ley Julia de civitate, por la cual se concedía el derecho de ciudadanía a todos los habitantes de las ciudades que habían permanecido fieles y que acudieran a Roma en el plazo de seis días a declarar ante el pretor que aceptaban las cargas del jus civitatis. Esta hábil concesión debía consolidar la fidelidad de los unos a la República y quebrantar la adhesión de los otros a la causa italiana. En 89 César fue confirmado en su mando con el título de procónsul; pero la muerte le sorprendió en los primeros momentos de la campaña.


Cayo Mario
Cayo Mario (c. 157-86 a.C.), general y político romano, dirigió a los populares, hasta su propia muerte, durante la primera fase de la guerra civil que tuvo lugar desde el 88 hasta el 82 a.C.
Mario nació en Arpinum (ahora Arpino, en Italia). En su juventud sirvió en el Ejército en Hispania bajo el mando del general romano Publio Cornelio Escipión Emiliano. Elegido tribuno de la plebe en el 119 a.C., mejoró su nivel social casándose con Julia, la tía de Julio César, pero como líder del partido democrático conservó la simpatía de las clases más bajas. Después de actuar como pretor en el 115 a.C., regresó a Hispania, donde libró una campaña contra los bandidos que aterrorizaban el país. Acompañó al general romano Quinto Cecilio Metelo el Numídico a África en el 109 a.C. Dos años más tarde le eligieron cónsul y dirigió la guerra contra Yugurta, rey de Numidia, tomando el mando en sustitución de Metelo. Ayudado por Lucio Cornelio Sila, capturó a Yugurta y puso fin a la guerra en el 106 a.C. Los adversarios de Mario atribuyeron la victoria a Sila, sentando las bases de la posterior enemistad entre los dos líderes.
Pasó los dos años siguientes sometiendo Numidia, fue nombrado cónsul otra vez en el 104 a.C., y se dirigió al norte para oponerse a la invasión de los pueblos germanos cimbrio y teutón. En el 102 a.C. aniquiló a estos últimos en Aquae Sextiae (ahora Aix-en-Provence, en Francia) y un año más tarde derrotó a los cimbrios cerca de Vercellae (ahora Vercelli, en Italia). Considerado el salvador de su país, en el 100 a.C. fue nombrado cónsul por sexta vez.
Cuando se encargó a Sila dirigir la guerra contra el poderoso rey asiático Mitrídates VI Eupátor en el 88 a.C., Mario, celoso de su rival patricio, intentó destituirle. Estalló la guerra civil entre los partidarios de ambos líderes. Mario tuvo que huir y Sila fue a Asia Menor a tomar posesión de su mando, lo que Mario aprovechó para regresar a Italia, donde sus seguidores, dirigidos por Lucio Cornelio Cinna, otro enemigo de Sila, se habían sublevado. Mario y Cinna marcharon sobre Roma, la cual tomaron, y ambos se nombraron cónsules el 1 de enero del 86 a.C. Mario murió pocos días después.


Lucio Emilio Paulo Macedónico



El rey Perseo ante Lucio Emilio Paulo, pintura de Jean-Françoise-Pierre Peyron
Lucio Emilio Paulo apodado el Macedónico, en
latín Lucius Aemilius Paullus Macedonicus, (c. 230 - 160 a. C.), fue un famoso general y político romano, hijo de Lucio Emilio Paulo (también general).
Nombrado
edil en 193 a. C. y, dos años más tarde (191) pretor de la Hispania Ulterior; su actuación en la Península aparece poco clara debido a las contradicciones de los historiadores, pero se sabe que dominó una sublevación de los turdetanos y que en 190 fue derrotado por los lusitanos en Lyko (¿Iliugo?), en Bastetania. La primera inscripción romana de Hispania que se conoce contiene un decreto de Paulo Emilio en el que se concede la libertad a los esclavos de una fortaleza ibera, Turris Lascutana, de la ciudad de Asta Regia.
Fue
cónsul en 182, ejerciendo de procónsul en Liguria al año siguiente. Nombrado cónsul de nuevo en 168, derrota a Perseo en Pidna durante la Tercera Guerra Macedónica. Convirtió Macedonia en provincia romana (de ahí el cognomen de Macedónico) y devastó el Epiro. Su regreso a Roma fue grandemente celebrado, aunque empañado por la muerte en escaso lapso de tiempo de sus dos hijos.
Tuvo otros dos hijos, dados en adopción a los
Escipiones y a los Fabios: Publio Cornelio Escipión Emiliano y Quinto Fabio Máximo Emiliano respectivamente.
En
164 a. C. fue elegido censor, poco antes de su muerte en 160 a. C.



Monarquía

César Augusto

Augusto, en la onomástica oficial, IMPERATOR·CAESAR·DIVI·FILIVS·AVGVSTVS, que significa Imperator César Augusto, hijo adoptivo del Divino (Julio César). Su nombre en la infancia fue Caius Octavius Thurinus. Tras la adopción testamentaria de su tío abuelo, Julio César, pasó a llamarse Caius Iulius Caesar Octavianus. Finalmente, el 16 de enero de 27 a. C., por aclamación del Senado a propuesta de L. Munacio Planco, su nombre oficial quedó fijado como IMPERATOR CAESAR AVGVSTVS. Tras su muerte, desde el 17 de septiembre de 14 d. C., cuando fue declarada su apoteosis, se le recordó siempre como Divus Augustus. (Roma, 23 de septiembre de 63 a. C. - Nola, 19 de agosto de 14 d. C.).
Es considerado el primero y más importante de los
emperadores romanos, aunque él mismo no se consideró como tal durante su reinado, prefiriendo usar el título republicano tradicional de princeps civium (esto es, el primero de los ciudadanos). Por esta causa, los romanos conocieron el nuevo sistema político como Principatus. Tras una larga guerra civil, Augusto mantuvo externamente las instituciones republicanas, pero en realidad reinó como un autócrata durante más de 40 años, transformando definitivamente la República romana en el Imperio. Acabó con un siglo de guerras civiles y dio a Roma una era de paz (Pax Romana), prosperidad y grandeza.


Tiberio

Tiberio César Augusto, nacido con el nombre de Tiberio Claudio Nerón[1] (16 de noviembre de 42 a. C.16 de marzo del 37), fue un emperador del Imperio Romano que gobernó desde el 18 de septiembre de 14 hasta su muerte, el 16 de marzo de 37. Se convirtió tras su muerte en el segundo emperador romano perteneciente a la Dinastía Julio-Claudia. Era hijo de Tiberio Claudio Nerón y Livia Drusilla, perteneciendo por tanto a la gens Claudia.
Su familia se emparentó con la familia imperial cuando su madre se divorció de su padre y contrajo matrimonio con
Octavio Augusto (39 a. C.). Tras este matrimonio, Tiberio se casó con la hija de Augusto, Julia la Mayor. Fue adoptado formalmente por Augusto el 26 de junio del año 4, entrando a formar parte de la gens Iulia. Tras la adopción, se le concedieron poderes tribunicios por diez años.
A lo largo de su vida, Tiberio vio desaparecer progresivamente a todos sus posibles rivales en la sucesión gracias a una serie de oportunas muertes. Los descendientes de Augusto y Tiberio continuaron gobernando el Imperio durante los próximos cuarenta años hasta la muerte de
Nerón.
Como tribuno, reorganizó de nuevo el
ejército, reformando la ley militar y creando nuevas legiones. El tiempo en filas ascendió a veinte años (16 años para un pretoriano o guardia imperial). Tras cumplir el tiempo de servicio, los soldados recibían una paga cuyo importe provenía de un impuesto del 5% sobre las herencias.
No obstante, posteriormente se enemistó con el emperador Augusto, y se vio obligado a exiliarse en
Rodas. Sin embargo, tras la muerte de los nietos mayores de Augusto y previsibles herederos del Imperio, Cayo César y Lucio Julio César, unidos al destierro por traición de su nieto menor, Póstumo César, fue llamado por el emperador y nombrado sucesor.
En el año
13 los poderes de Augusto y de Tiberio fueron prorrogados por diez años. Sin embargo Augusto murió poco después (19 de agosto de 14), dejando a Tiberio como único heredero. Tiberio sucedió al emperador Augusto el 19 de agosto del año 767 desde la fundación de Roma, correspondiente al año 14 del calendario cristiano actual. Tras su entronización, todos los poderes fueron transferidos a Tiberio sin ningún plazo.
Tiberio se convirtió en uno de los más grandes generales de Roma. En sus campañas en
Panonia, Ilírico, Recia y Germania, Tiberio sentó las bases de lo que posteriormente se convertiría en la frontera norte del Imperio. Sin embargo, a Tiberio se le llegó a recordar como un oscuro, recluido y sombrío gobernante, que realmente nunca quiso ser emperador; Plinio el Viejo lo llamó «tristissimus hominum» («el más triste de los hombres»).[2] Tras la muerte en el año 23 del hijo de Tiberio, Julio César Druso, la calidad de su gobierno declinó y su reinado terminó en terror. En 26 Tiberio se autoexilió de Roma y dejó la administración en manos de sus dos prefectos pretorianos Lucio Elio Sejano y Quinto Nevio Cordo Sutorio Macro. Tiberio adoptó a su nieto Calígula para que le sucediera en el trono imperial.

Calígula

Cayo Julio César Augusto Germánico, en latín Gaius Julius Caesar Augustus Germanicus (31 de agosto de 12 - 24 de enero de 41), también conocido como Cayo César o Calígula, fue emperador romano desde el 16 de marzo de 37 hasta su asesinato, el 24 de enero de 41. Fue el tercer emperador del Imperio Romano y miembro de la Dinastía Julio-Claudia, instituida por Augusto.
Era hijo de
Germánico, quien a su vez era hijo adoptivo del emperador Tiberio. Germánico es considerado como uno de los más grandes generales de la historia de Roma. La madre de Calígula era Agripina. De niño acompañó a su padre en sus expediciones militares por Germania (14 - 16), donde se calzaba con las caligas de los legionarios, quienes le dieron el sobrenombre afectuoso de «Calígula» («botitas»). Tras la celebración en Roma del triunfo de su padre, marchó con él a Oriente. Germánico murió durante su estancia en Antioquía, en el año 19. Después de enterrar a su padre, Calígula regresó con su madre y sus hermanos a Roma, donde la incomodidad que su presencia generaba en el emperador degeneró en una enemistad, causante probable de las extrañas muertes de una serie de parientes del futuro emperador entre los que se contaban dos de sus tíos. Sus relaciones con Tiberio parecieron mejorar cuando éste se trasladó a Capri y fue nombrado pontifex. A su muerte —el 16 de marzo de 37—, Tiberio ordenó que el Imperio debiera ser gobernado de forma conjunta por Calígula y Tiberio Gemelo.
Tras deshacerse de Gemelo, el nuevo emperador tomó las riendas del Imperio. Su administración tuvo una época inicial marcada por una creciente prosperidad y una gestión impecable; no obstante, la grave enfermedad que atravesó el emperador marcó un punto de inflexión en su modo de reinar. A pesar de que una serie de errores en su administración derivaron en una crisis económica y en una hambruna, emprendió un conjunto de reformas públicas y urbanísticas que acabaron por vaciar el tesoro. Acuciado por las deudas, puso en marcha una serie de medidas desesperadas para restablecer las finanzas imperiales, entre las que destaca pedir dinero a la plebe.
Militarmente, su reinado se caracterizó por la anexión de la
provincia de Mauritania, a cuyo monarca asesinó en una de sus visitas a Roma, por el fracaso en la conquista de Britania y por las tensiones que azotaron las provincias orientales del Imperio. En Oriente, dio muestras del valor de su gracia mediante la concesión de los territorios de Batanea y Traconítide a su amigo Herodes Agripa, y de su megalomanía al ordenar que se erigiera una estatua en su honor en el Templo de Jerusalén; mientras que en Occidente las dio de su demencia al pedir a su ejército que en vez de atacar a las tribus britanas se pusiera a recoger conchas, el tributo que según él esas aguas le debían a la Colina Capitolina y al Monte Palatino.
Según determinados historiadores, en sus últimos años de vida estuvo envuelto en una serie de escándalos entre los que destacan mantener relaciones incestuosas con sus hermanas e incluso obligarlas a prostituirse. El
24 de enero de 41, fue asesinado por los ejecutores de una conspiración integrada por pretorianos y senadores, y liderados por su praefectus, Casio Querea. El deseo de algunos conspiradores de restaurar la República se vio frustrado cuando los pretorianos declararon emperador al tío de Calígula, Claudio, el mismo día del asesinato de Calígula. Una de las primeras acciones de Claudio como emperador fue ordenar la ejecución de los asesinos de su sobrino.
Existen pocas fuentes supervivientes que describan su reinado, ninguna de las cuales le refiere de manera favorable; por el contrario, las fuentes se centran en su crueldad, extravagancia y perversidad sexual, presentándole como un
tirano demente. Aunque la fiabilidad de estas fuentes es difícil de evaluar, de acuerdo con lo que se conoce a ciencia cierta acerca de su reinado, trabajó incansablemente a fin de aumentar la autoridad del princeps; teniendo que hacer frente a varias conspiraciones surgidas con el objeto de derrocarle y luchando a fin de reducir la influencia del Senado, aplastando la oposición que este órgano legislativo continuaba ejerciendo. Se convirtió en el primer emperador en presentarse ante el pueblo como un dios.

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