- ¿Donde surge?
- ¿Cual es su evolución?
La división más común que puede mantenerse del estilo Románico es entre el Románico sencillo y el Románico de transición dando a este segundo grupo un valor secundario y considerándolo como una variante del primero, con tal de incluir en él los edificios de aspecto románico que ostenten algunos arcos ojivales o apuntados sin cubrirse con bóvedas de crucería. Este segundo grupo empieza en el siglo XI pero no se hace común hasta mediados del mismo siglo e incluso entonces coexiste con el primero.
- Arquitectura Románica
• El arco de medio punto.
• La cubierta de bóveda de medio cañón y de arista.
• La cúpula poligonal sobre trompas.
• Los ábsides semicirculares en planta de cruz latina en las iglesias.
• Arcos doblados y arquivoltas
• Capiteles decorados
• Impostas, frisos decorativos
• Escultura monumental aplicada a la arquitectura
- La Planta
- La Bóveda de cañón
Como todas las estructuras basadas en el arco, el empuje se dirige hacia los muros que la sostienen, que deben soportar una gran presión, no sólo vertical, sino también lateral. Para contrarrestarla, se utilizan varios procedimientos. La primera solución consiste en aumentar el grosor y el peso de los muros: para ello, la bóveda de cañón se construye generalmente con arcos de refuerzo, denominados arcos fajones o torales, apoyados generalmente en pilares o pilastras, y reforzados al exterior con contrafuertes. Otra posibilidad es construir dos o más bóvedas de cañón en paralelo, de modo que se contrarresten sus respectivos empujes: a menudo se utilizó este método para la construcción de iglesias de varias naves; no obstante, los muros exteriores requieren igualmente de refuerzos. El tercer método para soportar la presión de la bóveda consiste en interseccionar, en ángulo recto, dos bóvedas de cañón, creando una bóveda de arista.
Aunque fue utilizada por los antiguos Egipcios y en Mesopotamia, conformadas con adobe, solo se construyó en piedra, de forma sistemática, a partir del Imperio romano. En el Románico fue el principal sistema para conformar cubiertas, reforzadas con arcos fajones. Fue empleada en monasterios, castillos, torres y otras estructuras. También se utilizó para abovedar sótanos, criptas, vestíbulos, claustros e incluso grandes salas.
Por extensión, todas las bóvedas generadas por un arco directriz, sea rebajado, carpanel, ojival, etc. se denominan, impropiamente, bóvedas de cañón corrido.
La tensión provocada por el peso solía contrarrestarse con arcos de refuerzo situados bajo ellas que recibían el nombre de fajones, cuya misión era el sostén teórico de la presión de la bóveda, pero también podían sucumbir, porque ésta tiende a abrir el arco y provocar grietas de desvinculación entre las dovelas, y ceder en la unión de sus juntas como paso previo al hundimiento.
El genio románico siempre estuvo dispuesto a hacer de la necesidad virtud. Por ello trató de suplir el modelo cuántico con el conocimiento empírico de los hechos, aunque no hay que ser tan ingenuos como para no reconocer una cierta experiencia de cálculo en el desarrollo de las bóvedas.
- El muro Románico
En ese primer momento del románico el muro apenas ofrecía decoración, como no fueran los arquillos ciegos y las bandas lombardas, careciendo casi totalmente de vanos.
Claro está que no debemos extender toda esta referencia muraria a las obras de menor presupuesto y menos porte Románico, que son casi todas las rurales, pero sí señalar que cuando nos referimos al Arte Románico está en la cabeza de quien lo interpreta el valor de los mejores edificios, aquellos que representan las mayores cualidades.
Es error humano comprensible el pensar de ese modo, porque los estímulos hacia la belleza proceden de sus mejores representaciones. Cuando uno ha superado ese nivel de lo excelso es cuando empiezan a tener valor y consideración las obras menores, como sucede en el ámbito biológico de las familias con la diferente valoración de los hermanos mayores y menores.
De la buena articulación del muro dependerá en gran medida la belleza de la obra pues es necesario recordar la importancia de la fachada principal, así como la de la cabecera, pero también de los muros norte y sur.
El muro rectilíneo es la mayor área lineal construida de la iglesia. Por ello, y por ser el elemento de mayor visibilidad, era necesario concebirlo de la mejor manera posible. De lo contrario, ofrecería el efecto de cajón y no de volumen articulador de todo el conjunto, donde las superficies de sus paños y contrafuertes estaban disminuidas por la decoración horizontal de las ventanas, las puertas y las líneas de tacos, junto con la fila de canecillos del alero del tejado.
Algunas veces podemos contemplar el muro en toda su extensión, pero no podemos omitir la belleza de sus remates, como sucede en la iglesia palentina de San Martín de Frómista. Es precisamente en esa perspectiva general en la que cobra todavía más importancia su linealidad al rivalizar con la belleza sin par de la cabecera, con el equilibrio de las torres de la fachada principal y con un magnífico paño del crucero, gobernado en altura por un esbelto cimborrio.
Notamos entonces el éxito o el fracaso de su articulación en el conjunto rectilíneo que se nos ofrece, siendo el de esta iglesia un ejemplo de incardinación perfecta de un bello muro románico dentro de una perfecta estructura románica, aunque para algunos carezca de valor debido a las restauraciones sufridas, que a nosotros no nos parecen tan graves, si pensamos que podemos contemplar hoy en mejores condiciones muchas iglesias románicas, que por causa de su deterioro o de la desidia del hombre o por los desmanes revolucionarios o de renovaciones de estética se habían perdido.
- Contrafuertes
Comenzó a emplearse en Mesopotamia (Arquitectura caldea) en el tercer milenio a. C. Su uso pasó a la Arquitectura etrusca, y de ésta a la Arquitectura romana, que lo difundió por las regiones del Mediterráneo. Es característico del arte romano y de todos estilos que derivaron de él, como la Arquitectura románica, la Arquitectura renacentista y la Arquitectura barroca
- Puertas
Se cierran las ventanas con vidrieras incoloras o de color en algunas iglesias suntuosas o con láminas traslúcidas de alabastro o yeso cristalino o con simples celosías de piedra perforada y en las iglesias pobres con simples telas blancas enceradas o impregnada con trementina. De aquí que hayan de ser poco extensas las ventanas de esta época (lo mismo que en la precedente) hasta que se fue ensayando y generalizando el uso de grandes vidrieras.
- Edificios románicos en Italia
• La catedra de Parma
La Catedral de Trento o el Duomo di San Vigilio es el edificio religioso más importante de esta ciudad de la región italiana de Trentino-Alto Adigio. Esta catedral fue construida sobre un templo que allí existía en el siglo sexto que estaba devoto a San Vigilio, santo patrón de esta ciudad.
Su interior tiene una nave principal y dos laterales con un transepto que tiene algunos frescos del siglo catorce y que retratan la leyenda San Julián y la estatua de piedra de Madonna degli Annegati. La bóveda del transepto derecho tiene las reliquias de los mártires locales Marturius, Sisinius y Alexander.
La Catedral de Módena (italiano: Duomo di Modena) es uno de los lugares de estilo románico más importantes de Europa y a su vez Patrimonio de la Humanidad.
San Miniato fue el primer mártir de la ciudad. Probablemente era un mercader griego, o un príncipe armenio en peregrinación a Roma. Se cuenta que en torno al año 250, llegado a Florencia comenzó una vida de eremita, y que fue decapitado durante la persecución anticristiana del emperador Decio. Dice la leyenda que, poco después de su ejecución, se marchó andando con la cabeza cortada en sus manos, y cayó en el lugar donde actualmente se erige la basílica, el mons Fiorentnus. En el siglo VIII se levantó una capilla. La construcción de la actual se inició en 1013 bajo los auspicios del obispo Alibrando. Comenzó siendo un monasterio benedictino, pasando en 1373 a la orden cluniaciense, que lo habita hasta nuestros días.
La fachada de mármol fue probablemente iniciada en 1090, si bien la parte superior pertenece sin duda al siglo XII. Se financió gracias a una corporación de mercaderes de lana (Arte di Calimala ) que fueron los responsables del mantenimiento de la iglesia hasta 1288. El águila que corona la fachada era el símbolo empleado por esa corporación.Lo que actualmente podemos ver pertenece a la reforma de Brunelleschi, el cual mantiene la identidad medieval toscana en su obra El campanario se inició en 1499 pero fue sustituido en 1523, quedando inconcluso. Durante el asedio de la ciudad de 1523 fue usado como puesto de artillería.
En su interior destaca la capilla del Cardenal de Portugal, construido en 1473 para albergar la tumba del cardenal Giacomo Di Lusitania, embajador portugués en la ciudad. Es el único cuerpo que reposa en toda la iglesia.
Sus orígenes no están bien definidos, ya que con la ruina del Imperio romano de Occidente la escultura monumental desaparece prácticamente; es posible hablar de talleres simultáneos que, por influencias bizantinas, crean en el siglo XI la escultura románica monumental. Las concepciones simbólicas de la escultura prerrománica que excluyen, generalmente, la representación humana, dan paso a una plástica dominada totalmente por la figura humana o que se funda en sus semejanzas.
La evolución de la escultura románica se inicia con un primer arte de frisos, en donde las figuras se hallan encuadradas por un marco rectangular, sin función arquitectónica, colocándose indistintamente en ábsides o fachadas.
En el momento clásico de la escultura románica, siglo XII, la obra se concibe para un lugar determinado y es definida por un marco arquitectónico; pero éste no se limita a encuadrar las figuras, sino que, hasta cierto punto, las engendra, ajustándose o deformándose las figuras a la forma arquitectónica (capiteles, jambas, tímpanos, etc.).
En el románico de última época la escultura se caracteriza por su profusión, su riqueza de
movimiento y ropajes —con gran cantidad de plegados—; se olvida la función arquitectónica, buscándose el efecto pintoresco o anecdótico.
El arte románico es esencialmente monacal, donde la ornamentación responde a una idea, tiene una determinada significación simbólica. Domina en él una preocupación escatológica. De igual forma, el carácter simbólico domina las representaciones exentas: Cristo se representa rígidamente clavado en la cruz, con los ojos muy abiertos, con gran hieratismo y majestuosidad; la Virgen y el Niño, desprovistos de todo naturalismo, se representan con una rígida frontalidad.
Las mejores muestras de la escultura románica se sitúan en dos puntos concretos del monasterio.
En las portadas: se adosan apóstoles y profetas a las jambas; en el tímpano el Pantocrátor dentro de la mandorla, rodeado de los símbolos de los cuatro evangelistas, el Tetramorfos; en las arquivoltas representaciones de los "24 ancianos del Apocalipsis" o del Juicio Final; y en los claustros: donde se ofrecen las mejores representaciones del arte de este período, en los relieves de los capiteles y de los machones angulares.
- La pintura románica
La pintura románica se caracteriza por atender más a la función decorativa que al naturalismo, existiendo, además una gran tendencia a la esquematización - hieratismo mayestático- lo que hace que el paisaje se reduzca al mínimo.
En el ábside se coloca el Pantocrátor, dentro de la almendra mística o mandorla, rodeado por los símbolos de los evangelistas, ángeles o santos. Se sustituye en ocasiones por la Virgen entronizada presentando al Niño. Bajo estas representaciones se halla un friso con figuras de los santos o apóstoles, al que, frecuentemente, le sigue otro con escenas evangélicas, terminando la decoración con una cortina figurada.
Excepto en Italia, la técnica del mosaico es sustituida por la pintura el fresco, cuyas representaciones iconográficas, al igual que la escultura, busca la instrucción religiosa de los fieles.
La pintura románica mantiene la ausencia de la perspectiva y la actitud anti naturalista de etapas anteriores. La pintura fue muy importante en la época ya que todos los edificios debieron estar policromados. La pintura se situaba preferentemente en el interior.
El fondo es liso, por lo que la figura centra toda la atención del artista. El dibujo y los colores planos se yuxtaponen para crear intensos contrastes cromáticos.
Para delinear el contorno de la figura utilizan líneas gruesas de color negro o rojo, mientras que la forma de los rostros se consigue mediante manchas rojas redondeadas en mejillas, barba y frente.
El espacio se crea por la distribución de las figuras en el espacio. La técnica más utilizada fue la del fresco, lo que requería una cierta preparación del muro: estucado. También se pintó sobre tabla, para poner en los altares. La composición seguía las convenciones del relieve.
Al igual que la escultura, su ubicación en el templo también está esquematizada.
En la pintura románica destaca la miniatura, que está realizada por gente letrada. Su objetivo era el de decorar libros para la gente que sabía leer, por lo que no tiene la intención didáctica de las demás obras.
Entre los temas más representados en la pintura románica destacamos los que salen del último libro de la Biblia: el Apocalipsis. Esto se debe a la mentalidad de la época, muy influenciada por el fin del primer milenio, con el que asociaba el fin del mundo y el Juicio Final.
Otro tema podía ser el de los Tetramorfos, que representa a los cuatro evangelistas acompañados de sus símbolos, aunque a veces estos símbolos aparecen solos: toro (San Lucas), león (San Marcos), águila (San Juan) y ángel (San Mateo). Este tema iconográfico se seguirá utilizando en el gótico.
Se trata en general de imágenes hieráticas, sin movimiento y bastantes antinaturalistas. La anatomía está bastante desproporcionada, y no existe la perspectiva.
La pintura mural románica es una pintura bidimensional, sometida a un soporte que viene determinado por la arquitectura. Este arte se apartará de la imitación de la realidad para dar una imagen interpretativa, un símbolo, en el que se busca la esencia de lo que epresenta.
Las figuras se dibujaban según ejes verticales y horizontales de simetría. La línea es el elemento predominante, dibujando las figuras y definiendo las zonas donde se aplicarán los colores. Entre los colores utilizados por el pintor románico destacamos el color blanco de la cal, el negro del hollín, pigmentos como el ocre amarillo, verde, azul…
Éstos serán tratados como tonos fuertes, ya que las pinturas se verán con poca luz.
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